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La paciencia y la esperanza son también un fruto del Espíritu, un fruto de la Caridad. 8.-Ei m~jor don y fruto del Espíritu Santo El Espíritu Santo es el amor personal de Dios, que ha sido derramado en nuestros corazones. Es el mejor don que Dios podía ofrecernos. «El amor de Dios se ha derramado en nuestros corazones por virtud del Espíritu Santo que nos ha sido dado» (Rm 5, 5). Este don del amor de Dios a nosotros nos llena de caridad sobre– natura l para con todos los hombres y nos reúne en la más cordial fraternidad . «La caridad es paciente, es benigna; no es envidiosa, no es jactanciosa, no se hincha; no es descortés, no es interesada, no se irrita, no piensa mal; no se alegra de la injusticia, se com- 37

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