BCCCAP00000000000000000000935
3. El Espíritu Santo habita en la Iglesia 1.-EI Espíritu del Fundador Cuando un hombre de gran personalidad funda una institución o reforma una sociedad, le da un impulso espiritual que tiene que influir para que esa sociedad se conserve y cumpla el fin para que fue instituida. La Iglesia, fundada por Cristo, tiene que vivir por el Espíritu del mismo Señor. Por Jesucristo «tenemos los unos y los otros el poder de acercarnos al Padre en un mismo Espíritu» (Et 2, 18). 2.-La promesa de Jesús El paso de Jesucristo por el mundo fue relativamente breve, casi fugaz. Con su mensaje sobrenatural no logró convencer a los hombres, de corazón endurecido. Sólo un grupo pequeño le prestó auténtica fe. Además, entraba en el designio de Dios servirse de esa naturaleza del corazón humano para entregar a su Hijo a la crucifixión y la muerte y así redimir a la humanidad con su sacrificio . El mensaje del Señor iba de este modo a hacerse más impre– sionante después de su muerte y resurrección. Esta obra de penetración en el corazón de los hombres la dejó el Señor al Espíritu Santo, prometiendo su venida. «Si me amáis, guardaréis mis mandamientos, y yo rogaré al Padre, y os dará otro abogado, que estará con vosotros para siempre, el Espíritu de Verdad .. . El Espíritu Santo, que el Padre enviará en mí nombre, ése os lo enseñará todo y os traerá a la memoria todo lo que os he dicho» (Jn 74, 15-17.26). «Os conviene que yo me vaya. Porque si no me fuere, el Abogado no vendrá a vosotros; pero si me fuere os lo enviaré.» (Jn 16, 17). 3.-EI Paráclito, fuerza de Dios en la Iglesia Jesús envió su Espíritu a la Iglesia para que se asentara en el alma de cada uno de los fieles lo mismo que moró en el Señor. 32
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz