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Jesús quiso realizar en su muerte dolorosa y en su resurrección la transformación que nosotros necesitamos. Jesús vivió y murió asemejándose a nosotros, los hombres. Y luego resucitó glorioso, mereciendo que también nosotros nos asemejáramos a El resucitando. Un niño bueno -como todas las personas buenas-, cuando tiene una cosa buena la reparte entre los demás. No es egoísta. Jesús, que es el hombre más bueno que ha existido, porque poseía la bondad infinita de Dios, no quiso gozar El solo de la gloria de la resurrección. Hará que todos resucitemos con El. «Cristo ha resucitado de entre los muertos como pnm1c1a de los que mueren.. . Y como en Adán hemos muerto todos, así también en Cristo somos todos vivificados» ( 1 Co 15, 20. 22). La historia termina en una resurrección a semejanza de Cristo. 19