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San Pablo escribe a Tito: «Porque se ha manifestado la gracia salutífera de Dios a todos los hombres, enseñándonos a negar la impiedad y los deseos del mundo, para que vivamos sobria, justa y piadosamente en este siglo, con la bienaventurada esperanza en la venida gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro, Cristo Jesús» (2, 11-13) . 5.-La liturgia, comunión con la vida del cielo Cristo, q'ue ya reina glorioso en el cielo, mira constantemente hacia su Iglesia y vive en ella de un modo misterioso, pero real. Su presencia se actualiza de modo particular en la celebración litúrgica -sacrificio de la misa, administración de los sacramentos, proclamación de la palabra de Dios. Cristo, que está sentado a la diestra de Dios como ministro del santuario y del tabernáculo verdadero, continúa en el mundo, a través de la liturgia, el ejercicio de su sacerdocio. Y la acción litúrgica, al estar presidida por Cristo glorioso, es una asociación con la liturgia celestial: - Nos unimos con Jesús, que siempre vive para inter– ceder por nosotros, siendo perfecto su poder de salvar a los que por El se acercan a Dios (Heb 7, 25). - Cantamos al Señor himnos de gloria con todo el ejército celestial. - Veneramos la memoria de los santos que ya acompañan a Cristo, esperando reunirnos con ellos después de seguir sus huellas ejemplares. - De modo especial damos culto a la Madre del Señor, que fue el camino de Jesús hasta los hombres y es para los hombres camino hacia el Señor. 6.-la liturgia, indicador de nuestra peregrinación La vida litúrgica de la Iglesia se realiza dentro de un marco o divi– sión del tiempo que recuerda y hace vivir todos los años la historia de nuestra salvación: - El Adviento recuerda el anhelo de salvación que el mundo sentía antes del nacimiento de Cristo, especialmente la historia del pueblo escogido que vivía de esa promesa. 162 ·

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