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El Señor está aquí para entregarse a todos. 6.-La presencia eucarística del Señor La Iglesia ha calificado la presencia de Cristo en la Eucaristía como «presenc ia real» por antonomasia. No es que las demás maneras de hacerse presente el Señor no sean auténticas. Pero la eucarística es la_ más total, en cuerpo y alma. La eficacia de la palabra del Señor sobre el pan y el vino eucarís– ticos es absoluta. El pan se convierte en su mismo Cuerpo; el vino, en su sangre. La separación mística de su Cuerpo y Sangre sobre el altar hace a Jesús presente en estado de víctima. La luz de Cristo Salvador, que llena la Iglesia, se concentra con toda plen itud sobre la Eucaristía. Ahí esta El : - haciendo presente su sacrificio; - «ofreciéndose por el ministerio de los sacerdotes el mismo que se ofreció en la Cruz» (Concilio de Trento, sesión 22); - para entregarse a los hombres en alimento espiritual. Hay un precioso testimonio bíblico: «Cuantas veces comáis este pan y bebáis este cáliz, anunciáis la muerte del Señor hasta que El venga. Así, pues, quien come el pan y bebe el cáliz del Señor indigna– mente, será reo del Cuerpo y de la Sangre .del Señor» (1 Co 11, 26-27). 7 .-Exigencias de la presencia del Señor - La presencia del Señor es luz. Los cristianos tenemos que reflejarla. 155
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