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LECTURA La oración de un alma consa-grada El obispo alemán van Ketteler celebraba un día la santa : misa en un convento. Al dar la comunión, conmovióse ante una de las comulgantes, por lo que, terminada la misa, rogó a la superiora le presentase a las religiosas. No viendo a la que él buscaba, interrogó a la superiora: -¿Están todas, madre? -No, excelentísimo señor; falta una anciana, la cocinera. Por sus mtrchos años, me pide la dispense de las visitas. A ruegos del célebre obispo, se presentó la ancianita cocinera. Le explicó la vida que hacía y le dijo: -Como tengo poco tiempo para rezar, ofrezco a Dios cada una de mis obras diarias por alguna buena intención. Entonces manifestó el prelado: -A esta buena cocinera debo yo la perseverancia en la vocación. En mis años de estudio pensaba en todo menos en el sacerdocio . Un día, durante un baile, observé una. cara que me miraba con tristeza. Tanto me impresionó, que comprendí mi mala vida e ingresé en el seminario. Aquella cara era la de esta religiosa. APLICACION A LA VIDA Una reflexión: Aunque no me sienta llamado a la vida religiosa, participo como cristiano de la riqueza de vida espiritual que constituyen los religiosos para la Iglesia. Un propósito: Examinaré sin egoísmo la posibilidad de que Dios me llame para sacerdote o religioso. Animaré a los que sientan la vocación para que sean fieles. 149

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