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15. Cristianos especialmente consagrados 1.-Ya desde los comienzos de la Iglesia Siempre hubo cristianos que renunciaron al matrimonio por amor de Dios, para seguir a Cristo con más libertad e imitarlo más de cerca. Así lo reconoce y testimonia el Concilio Vaticano 11 e.n su decreto sobre la vida religiosa, núm. 1. Escribe San Pablo: «El célibe (no casado) se cuida de las cosas del Señor, de cómo agradar al Señor. El casado ha de cuidarse de las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer, y así está dividido ... Esto os lo digo para vuestra conveniencia, no para tenderos un lazo, sino mirando a lo que es mejor y os permite uniros más al Señor, libres de impedimentos» (1 Ca 7, 32-35). Los sacerdotes de rito latino y todos los religiosos viven esta especial consagración a Dios y a la Iglesia por la renuncia al matrimonio. 2.-Un don eximio de Dios La renuncia al matrimonio para v1v1r en castidad por el Reino de los cielos es una gracia especial de Dios. 144 El corazón del hombre, sin preocupación de formar y atender una familia pr,opia, qu~da libre para amar con más ardor a Dios y a los hombres. •. La renuncia al matrimonio es algo muy oportuno para los sacerdotes. Pues «la misión del sacerdote está íntegramente consagrada al servicio de la nueva humanidad que, Cristo, vencedor de la muerte, resucita por su Espíritu en el mundo ... Por la virginidad o celibato guardado por amor del Reíno de los cielos: - se consagran los presbíteros de nueva y excelente manera a Cristo; - se unen más fácilmente a El con corazón indiviso;
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