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XIII «El amor no le ha permitido a Dios quedarse solo.» Esta verdad podemos afirmarla de la Pascua de Cristo: El no quiere estar solo, ni en la Cena, ni en la Cruz. Ni cuando se decide a darle su vida al mundo. Ha querido que la realización del misterio pascual en el tiempo y en el espacio se lleve a cabo por otros mediadores: los sacerdotes, siervos y responsab les con Cristo de su pueblo y de su Cuerpo. Cuando, en la ordenación, el obispo impone sus manos al ordenando -y es éste el símbolo mayor de este sacramento-, es al mismo tiempo Cristo, significado por el obispo, el que toma posesión entera de su ser y le concede sus poderes. (B. Bro). Cristo dice cuando ll ama al sacerdocio: - Necesito tus manos para seguir bendiciendo; - necesito tus labios para seguir hablando; - necesito tu cuerpo para seguir sufriendo; - necesito tu corazón para seguir amando. Te necesito para seguir salvando a los hombres mis hermanos, (M. Ouoist) . 127
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