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do la Iglesia pretende acercarse a los "malos", nosotros, "los bue– nos", la tildamos de no sé cuántas cosas. Sin darnos cuenta, contradecimos al Evangelio. Porque hoy también existe una gran masa, y muy cerca del corazón de nues– tras ciudades, donde se levantan las más altas torres, que está necesitada de la misericordia, de la comprensión y del amor de los cristianos. Y cuando, por ejemplo, un sacerdote se acerca a ellos y quiere entrar en su mundo por la puerta más lógica, que es la del trabajo, nosotros decimos no sé cuántas cosas, y quizá no pensemos profundamente en los motivos que ha tenido ese hom– bre, con su maravilloso gesto de apóstol, para ir a compartir la vida de los más necesitados de Cristo. La Iglesia lo proclama así. Justamente, al comenzar la asam– blea eucarística, dice: "Tú que has sido enviado a sanar los cora– zones afligidos ... Tú, que has venido a llamar a los pecadores ... Tú, que estas sentado a la derecha del Padre para interceder por nosotros... " Es una de las tres fórmulas de la nueva liturgia de la misa. Es una síntesis de la vida de Cristo y de la proclamación, de cara a los cristianos, del Evangelio de hoy. No obstante, tenemos que insistir en que muchos de nosotros, eclesiásticos, estamos lejos de la mentalidad de la Iglesia y de Cristo. Cristo fue en busca de los pecadores, se sentó con ellos, comió a su mesa. Incluso, con los pecadores más odiados de los israelitas: los publicanos. Nosotros tememos las críticas, el qué di– rán -porque lo mismo que dijeron de Cristo tienen que decir de nosotros- y nos abstenemos de hacer muchas cosas que com– prendemos debieran de hacerse por el bien de las almas. Se ha dicho muy bien que Cristo dejó las noventa y nueve y fue en busca de la perdida. Nosotros seguimos atendiendo a una y dejamos de hacerlo con noventa y nueve. Porque la proporción es, poco más o menos, así. Pero seguimos con los fieles más fieles que llegan a donde estamos nosotros sin necesidad de andar por ahí buscán– dolos. Todos los Evangelios parecen haber sido escritos para estos tiempos, pienso que éste mucho más que otros. Es importante que tengamos conciencia de ello y obremos en consecuencia. 89

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