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Cuarto <lomingo Sofonías 2, 3; 3, 12-13 1 Corintios 1, 26··31 Mateo 5, 1-12a: "Dichosos los pobres en el es– píritu, porque de ellos es el Reino de los cie– los". ¿QUIENES SON LOS DICHOSOS? ¿Los pobres? La paradoja rebota sobre nuestra epidermis de hombres inmersos en la sociedad de consumo. Y, sin embargo, la afirmación de Cristo nos la recuerda hoy el Evangelio: "Dichosos los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos". Si hubo un rey que en medio de la batalla gritó: "¡Un caballo!, ¡Un caballo! Mi reino por un caballo!", ¿no será bueno cambiar unos años de vida por un reino eterno? Pero el reino de los cielos tiene sus raíces en la tierra. Pise– mos, pues, barro. No podemos dejar el paraíso para la otra vida meramente. Se– ría casi tan falso como ponerlo sólo en la tierra. Ambos mesianis– mos son falsos. No están rubricados por el verdadero Mesías. ~; r.risto diio "los pobres en el espíritu" es porque ese reinr está en semilla dentro de cada alma: "Mi reino dentro de vosotros está". Ser "pobres en el espíritu", no es tanto carecer de dinero co– mo carecer de egoísmo, de avaricia, de odio, de ansiedad por fas cosas terrenas. No es "pobre en el espíritu", sin más, el que no tiene un ocha– vo, como no puede dejar de serlo el que tiene un millón. 76
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