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Hechos 2, 1-11. 1 Corintios 12, 3b-7, 12-13. Juan 20, 19-23: "Jesús repitió: Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo". HISTORIAS DE AYER Y DE HOY De ayer o de anteayer es la historia del último "Apolo" envia– do al espacio. ¿Alguien se acuerda? Porque casi nadie se preocu– pó de conectar la televisión. Parecía ya pan comido. Sin embargo, no hace tanto tiempo, cuando la primera pisada del hombre en el polvo lunar, hubo gentes que no durmieron. No sólo los peregri– nos de Cabo Cañaveral -que fueron por cientos de miles de to– dos los Estados Unidos-, sino los que, a través de la pequeña pantalla, vieron aquellas imágenes fantasmales en medio de la no– che: una noche de luna en la Luna ... Parece una novela fantástica y es una realidad que los hom– bres han vivido en estos últimos años. La historia de Pentecostés es muy parecida. Cuando el viento sopló por primera vez sobre la Iglesia, todo Jerusalén se estreme– ció, los apóstoles salieron a predicar a Cristo a la calle y los tran– seúntes se paraban a escuchar. Algunos pensaron que eran borra– chos, pero pronto se convencieron que eran gentes inspiradas por el Espíritu. Si hoy saliese a la calle alguien a predicar a Cristo, también le juzgarían ebrio o loco. Pero es que a Cristo se le está predican– do constantemente y se oyen esas palabras con los mismos oídos que el repiqueteo de la lluvia en la ventana. Unicamente se está atento cuando no se predica a Cristo, o cuando se toma el Evan– gelio como rampa de despegue hacia otros temas. ¿Por qué todo esto? la eterna historia del hombre. El hombre 64