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Sexto do1ningo de Pascua LOS SIN LEY Hechos 8, 5-8; 14-17 1 Pedro 3, 15-18 Juan 14, 15-21: "En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Sí me amáis, guardaréis mis mandamientos. No se trata del título de una peíícula del Oeste. Se trata del título del comentario evangélico de este domingo y del apellido apropiado para los miles de hombres que actualmente quieren vi– vir a su ritmo -ritmo loco- sin tener en cuenta las leyes divinas, ni humanas. En honor de todos quiero comenzar contando un cuento de gi– tanos, ya que los gitanos son los mejores caballistas del Oeste y en su carnet de identidad, al llegar a aquello de profesión ponen: ar– tista. Pues bien, uno de éstos descubrió que casándose podía sa• car unos puntos por la mujer y por los hijos, y como por la boda no le cobraban nada, pensó que nunca mejor ocasión para que le valiese algo. Pero no contó con el cura que se lo tomaba más en serio que él. Le dijo que le iba a examinar de la doctrina cristia– na. -Lo que uté quiera, pae cura. -Bien, cosa sencilla. Vamos a ver, ¿tú sabes cuántos son los mandamientos de la ley de Dios? -¿No lo voy a zaber, zi no hablarno de otra coza: Que si echá lo die mandamiento aquí, que si echá los die mandamientos allí. -Bien, y ¿cuáles son esos mandamientos? -Mie uté, azí de re– pente y to junto, no macuerdo. -Bueno, pues uno a uno. ¿Cuál es el primero?". El gitano sudaba. A todo trance quería terminar. Y fue since– ro: "Mie uté, pae cura, le voy a desir toa la verdá, pero no me de– nuncie a la Guardia Civil, que uté tien cara de güeno. Pue e el ca– zo que yo me iba aprendé lo die mandamiento, pero oí por ahí un runrún de que si los iban a zuprimir y me dije: ¿Pa qué me lo voy ap rendé?". 58

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