BCCCAP00000000000000000000934

Esto no es una invitación a la pereza, al desentenderse de las realidades terrenas. Quizá pocas mujeres tan realistas como San– ta Teresa de Jesús, doctora desde hace poco tiempo y Patrona de Intendencia desde hace mucho. Es una invitación a poner cada cosa en su sitio. Precisamente Cristo, en el principio del Evangelio de hoy, di– ce a los apóstoles: "No perdáis la calma: creed en Dios y creed también en mí". Y se lo dice cuando les va a lanzar a la lucha en el mundo. Al borde de su misma muerte, de la suya y la de los dis– cípulos, porque no pasarían muchos años sin que muriesen todos. Pero antes aquellos hombres iban a conquistar la tierra para El. Pienso que una mirada de todos nosotros a los principios de la fe nos resultaría el mejor de los sedantes. Andamos todos en– redados en la construcción del mundo, de un mundo mejor. De una ciudad donde hay poco espacio para Dios. Nos "afanamos en muchas cosas" y olvidamos lo más importante. Un poco más de fe nos vendría bien a todos. Es bueno el caminar, es bueno acelerar el paso cuando la prisa nos espolea, pero mucho mejor mirar muy hacia adelante y muy hacia arriba, hacia Aquel que es el primero de la fila y que marca el camino. Quien quiera implantar otro camino que no sea El, rodará haciá el abismo. Anglada, poeta que pisa la tierra de hoy, rima: "¿Quién de los caminantes quiere ser el primero ante el Señor? El sabe a quién espera la muerte en el camino. El hombre es una frágil espiga caminante. ¿Quién, como El, es eterno? Basta el quiebro de un nervio como un pétalo roto, el descui.do imprevisto de un ala en una curva, y queda en el camino la vida clausurada. Pero Tú permaneces, Señor, sobre los tiempos, sobre las tentaciones de la prisa sobre la mutación de las fronteras. Acuérdate, Señor de que voy de camino y siempre fui prudente en tu presencia". Nuestra confianza es, justamente, que El nos espera, porque nos lo recuerda en el Evangelio de hoy: "En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no, os lo habría dicho. Y me voy a pre– pararos sitio. Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo estéis también vosotros. Y a donde yo voy ya sabéis el camino". Entre Felipe, que no conocía el camino, y nosotros, distan veinte siglos de cristianismo. Y nos– otros sí sabemos el CAMINO. 57

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz