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Por ejemplo, no tenemos nada contra las procesiones. Son al– go estupendo cuando se organizan ponvenientemente. Es echar a la calle, de forma plástica, todo lo sucedido con Cristo. La fe po– pular necesita, también, de esas apoyaturas. Pero cuando se hace de eso un folklore, cuando se pide el apoyo popular para las co– fradías porque en eso va la grandeza de la ciudad, cuando se pien– sa más en el turista que llega a la soleada acera para ver desfilar el tipical variopinto de la procesión, entonces estamos quitando a la Semana Santa todo su contenido cristiano para convertirla en un teatro, por no decir una farsa. Si las procesiones no irradian religiosidad en medio de las calles, es mejor suprimirlas. No tengo nada contra el descanso de la Semana Santa. Es necesa– rio para el· hombre de la ciudad. Viene maravillosamente a los pul– mones del hombre moderno esa inyección de oxígeno. Pero si se trata de vivir una semana de espaldas q toda religio$idad, si ade– mas de ser una semana de relax lo es de relajación, entonces en vez de Semana Santa es semana pecadora. Y aunque pensemos lo contrario, aunque volvamos más tosta– dos de la playa, del campo o de la montaña, lo cierto será que nuestros nervios no vendrán mejor para afrontar las mil preocupa– ciones de la vida diaria. Recuerdo aquella historia del gran biógrafo Stefan Zweig, don– de nos cuenta cómo una señora mundana llegó desde la ciudad a la paz de la montaña para descansar. Al llegar tuvo oportunidad de hacer una buena y espléndida acción con un famoso artista retirado y vejado, que había conocido en su juventud. Aquella bue– na acción le dio tanto contento y bienestar interior, que compren– dió que ya no necesitaba descansar y volvió de nuevo a la ciudad. Pienso que si vivimos la Semana Santa como cristianos, sea donde sea, en la ciudad, en la playa, en la montaña ... , pero par– tiendo desde dentro, inyectando en el alma más espiritualidad, pe– netrando en los misterios de nuestra fe, la Pascua será eso mismo que la palabra significa: una resurrección para nuestra alma y pa– ra nuestros nervios. Estaremos mejor en todos los sentidos. Habrá sido una Semana Santa y una semana de descanso total. 45
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