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l)omingo de Ramos SEMANA SANTA !saías 50, 4-7. Filipenses 2, 6-11. Mateo 26, 14-75; 27, 1-66: "Después de cruci– ficarlo se repartieron su ropa echándola a suerte y luego se sentaron a custodiarlo". Las discusiones han saltado a las páginas de los periódicos y a las revistas especializadas a propósito de unos papiros sobre el Evangelio de San Marcos encontrados en las célebres cuevas de Qumrhám. De ser cierto el hallazgo, muchas teorías sobre la for– mación del Evangelio caerían por tierra. Teorías que ya iban to– mando carta de afirmaciones rotundas, tanto como si fueran de fe. Ahora, si se comprueba la verosimilitud científica del hallazgo, nuestra fe en las verdades del Evangelio tendrá aún más firmeza científica. No obstante, no conviene apoyar la fe sobre esta o aquella opinión. La fe es y será un don de Dios. Y ha de estar sobre las opiniones y las teorías de los hombres que suelen ser cambiantes. Ahora entramos en la Semana Santa. Es la semana más gran– de del año en el sentido cristiano. Ella resume en la liturgia de ocho días los grandes misterios de nuestra fe. Es importante que toda la liturgia de estos días nos sirva para ahondar en nuestra fe cristiana. Para vivir los misterios de la. Pasión, Muerte y Resurrec– ción de Cristo como un acontecer que está sucediendo entre nos– otros. Se corre el peligro de que todo esto resbale sobre la superfi– cialidad que va tomando, a veces, la Semana Santa. 44

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