BCCCAP00000000000000000000934

Fiesta del Bautit;mo del Señor lsaías 42, 1-4. 6-7 Hechos 10, 34-38 Mateo 3, 13-17: "En aquel tiempo, fue Jesús desde Galilea al Jordán y se presentó a Juan para que lo bautizara". ¿EL BAUTISMO EN LITIGIO? Entendámonos: Ningún católico puede poner en litigio el bau– tismo, que en esas tres divisiones de Sacramento, Bautismo de sangre y de deseo, está al alcance de todos los hombres. Lo que se discute es la conveniencia de bautizar a los niños. Algu– nos piensan que sería mejor esperar a que esos niños fuesen hom– y entonces ellos mismos consciente y voluntariamente pedirían el bautismo. A pesar de esto la Iglesia desea que se bautice a los niños y no sólo en naciones de mayoría católica como la nuestra, sino, también, en aquellas otras en que la mayoría pertenece a otras re– ligiones. ¿Por qué persiste la Iglesia en esta práctica?. Porque da un voto de confianza a los padres. Sabe muy bien que si los padres son auténticamente cristianos, si viven la fe, hay una seguridad moral de que sus hijos serán educados en la fe. La frase tan castellana y rutinaria de "a mí lo que me enseñaron mis padres", es mucho más que una frase. La nueva Pastoral del Bau– tismo, dice: "La familia es una Iglesia doméstica, y en ella los pa– dres han de ser para sus hijos los primeros predicadores de la fe, tanto con su palabra como con su ejemplo". Con lo cual no hace nada más que confirmar lo dicho por el Concilio. Además, tiene en cuenta la psicología de los niños y los fun– damentos de toda auténtica pedagogía. Sabe, y para esto basta con abrir los ojos, que a pesar de todos los romanticismos ruso– nianos, si al niño no se le encauza, lo que crece es un salvaje. 30

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz