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Jornada Mundial de la Paz: 1 de Enero Números 6, 22-27. Gálatas 4, 4-7 Lucas 2, 16-21: "Y María conservaba todas es– tas cosas, meditándolas en su corazón". PAZ EN LA RECONCIUACION Una foto: Dos brazos unidos en un fuerte apretón de manos y sobre ellas la blanca paloma de la paz mirando hacia el horizonte de 1975. La paz la deseamos todos. La paz es la palabra mag,ca que en el estuche de sus tres letras encierra uno de los tesoros más apetecidos por los hombres. La paz fue el mensaje que los ánge– les vinieron a traer a los hombres cuando Dios nacía en la tierra. ¡Todo un pregón! Y sin embargo ... Aunque no afirmaremos como los árabes que "Dios creó el mundo y luego lo dejó a la disputa de los hombres", sí podemos decir que la paz es un bien divino que debemos conquistar cada día. No basta pronunciar solemne y campanudamente la palabra paz si luego no hacemos nada por la paz. Si no laboramos por la paz. Y la paz hay que construirla comenzando por abajo, por los ci– mientos. La paz ha de cimentarse en la justicia y en la reconcilia– ción. Cuando la justicia no reina en el mundo, de poco sirve que por todas partes se· ande predicando la paz. Los que son explota– dos, los hambrientos y deprimidos económicamente, se alzarán en justa rebeldía pidiendo pan antes que paz. No puede ser la paz, la paz de las bayonetas o las bambalinas. O de los muelles opri– midos, porque el día que salten será como el salto del tigre que siembra la muerte por doquier. Y la reconciliación. La jornada de la paz instituida hace años por el Papa, tiene este año -como ha tenido otros- como pro– grama la reconciliación. Programa, también, del Año Santo anun– ciado por Pablo VI. Nosotros, los españoles, necesitamos mucho 24

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