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Tercer domingo de r\dviento TU ¿QUIEN ERES? lsaías 35, 1-6. '!O Santiago 5, 7-10 Mateo 11, 2-11: "¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?". El Bautista -figura central de la liturgia del Adviento- man– da a dos de sus discípulos a preguntar a Cristo: "¿Eres tú el que ha de venir, o tenemos que esperar a otro?" Cristo se atiene a los hechos. Hace una multitud de milagros y responde: "Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven y los inváli– dos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia la Buena Nueva ¡Y dichoso el que no se siente defraudado por mí!" .. Este es, pues, el Mesías que esperamos. Porque nosotros siempre andamos buscando un mesías. Vivimos la vida en perpe– tua expectación. El "todos queremos más", de antaño, podríamos traducirlo así: "Todos esperamos otra cosa". La cosa es cambiar, aunque sea a peor. Y por eso qw~ esperamos, anhelamos lo que no tenernos -cosa muy humana-- jugamos a las quinielas, a la lotería, emigramos, hacemos miles de planes y soñamos ... Cuando se trata de personas, !os españoles, -parece ser uno de nuestros pecados capitales- nos fabricamos un ídolo: el tore– ro, el futbolista ... Pero casi siempre son ídolos con pies de barro. Sino que lo digan las lesiones. A quienes aplaudimos hoy, que se preparen a los silbidos del próx'.mo domingo... Y es natural, porque nadie hay perfecto. Volvemos a aquello de que únicamente es perfecto Dios. Por eso sólo Cristo es el Me– sías.