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Solemnidad de san José Eclesiástico 45, 1-6. Mateo 1, 18-21. LAS PERPLEJIDADES DE JOSE Todos conocemos las perplejidades de san José cuando vio que la Virgen había concebido. Era para desorientar a cualquiera. El Evangelio del día nos lo cuenta y nos dice cómo se solucionó todo. Pero no se trata de esas perplejidades, sino de los Pepes que hoy celebran su santo. El nombre de José está extendido por toda la geografía hispana. Y todos -los don Josés, los Pepes y los Pepi– tas- se preguntan, ¿qué pasa en los seminarios?. Porque hoy se celebra, también, en casi todas las diócesis españolas el día del Seminario. Un motivo más para reflexionar, que no para murmurar, sobre esos problemas. Pues sí, algo pasa en los seminarios. Pero hay que apresurar– se a decir que las crisis de vocaciones, las crisis de formación y demás no son imputables a los formadores de los seminarios. Si alguien tiene interés para que las cosas se solucionen debidamen– te, si alguien desea que todo marche sobre ruedas, son precisa– mente ellos. Ellos son los que ponen toda la carne en el asador, los que entregan su vida y su tiempo a una labor ingrata. Lo cierto es que cuando piden el relevo no se suelen encontrar sustitutos, aunque hayan sido muchos los que en las horas fáciles de las crí– ticas hayan encontrado soluciones para todos los problemas. El problema vocacional en Espafía es un hecho. De ser un se– millero de vocaciones ha pasado casi a ser un terreno baldío. De otras naciones del mundo venían a nuestra Patria a ievantar semi– narios y recoger vocaciones, porque la cantera parecía inagotable. España, entre otras muchas cosas -y valga el símil- exportaba vocaciones. Hoy vemos que eso se termina. ¿Por qué? Eentre las causas está el éxodo del mundo rural a las ciudades. El 85 por ciento de las vocaciones sacerdotales pro– cedían del mundo rural. Hoy, en los pueblos, quedan los viejos. La
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