BCCCAP00000000000000000000934

Vigésimo cuarto dorningo Eclesiástico 27, 33, 28, 9. Romanos 14, 7-9. Mateo 18, 21-35: "Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo si cada cual no perdona de corazón a su hermano". LAS DEUDAS Y LOS DEUDORES Cristo gustaba de hablar en parábolas para impresionar a aquellas fantasías orientales inmensamente imaginativas. Pero en seguida saltaba hacia una realidad cierta y espiritual que deseaba meter muy hondo en el alma de sus oyentes. Cuando cuenta la parábola de los talentos y los denarios, en seguida se ve que es una cosa que nunca ha podido suceder. Es imposible que un criado deba diez mil talentos al señor. Era mu– cho más que la tributación anual de todos los reinos de Palestina a sus dueños. Eran unos sesenta millones de pesetas. Es imposi– ble que un criado haya adquirido nunca esa deuda. Si un hombre ha estado en el trance de tener ese dinero, ¿se hubiera metido a trabajar? Y jamás un señor le daría ese dinero, que a lo mejor ni tenía. La parábola es la parábola. Y nos dice que el dueño le pidió el pago de la deuda y al no tener con qué mandó apresar a su mu– jer, a sus hijos y al propio criado y venderlos como esclavos. El pobre hombre se desmoronó a los pies del señor y le pidió tregua. Entonces el señor le perdonó todo. Salió de su presencia enrabietado. Se encontró con un compa– ñero que le debía cien denarios, unas cien pesetas. Le pidió el pa– go de la deuda. El otro suplicó tregua y compasión. Pero, en vano, se le tiró al cuello, le golpeó y mandó que fuera encarcelado has– ta que pagase la deuda. Todo llegó a oídos del dueño que se enfureció con quien ha– bía recibido tanta misericordia y no !a había tenido con un co¡,;, pañero. Y entonces sí le entregó a los verdugos para que pagas:J 116

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz