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Pienso ante esta exposición de la sublime doctrina de Cristo que iríamos mucho mejor en la Iglesia de Dios si tuviéramos en cuenta el abecé de la caridad. Este saber corregir, advertir, ayu– dar al que ha caído a que se levante. Frecuentemente arremetemos contra él, le señalamo:3 con el dedo, le tiramos la primera, la segun• da y todas las piedras que hagan falta. Porque andamos a pedrada limpia, o no tan limpia. Airear los fallos del prójimo, sus delitos, sus pecados, cuando podemos hacer una corrección de tú a tú es faltar a nuestro propio ser cristiano, porque falla la caridad. El espectáculo que damos, por ejemplo en la Iglesia española, no es edificante. Documentos acusa– dores de unos contra otros, no señalando los posibles errores -que aquí vale aquello de "cada cosa es del color... "- sino a las mis– mas personas. Con ataques directos a sus buenas o malas intencio– nes. La cosa es grave. Si para algo sirve el Evangelio es para que nosotros lo viva– mos. De lo contrario mejor nos sería no ser cristianos. Cierto que el Evangelio nos señala normas para cuando no hace el pecador caso a la advertencia de tú a tú, a la corrección fraterna. Cuando persiste en el error y en el pecado. San Agustín sigue en su comentario: "Por tanto, desde ese momento no le cuentes entre el número de tus hermanos. Pero esto no es razón para descuidar su salvación. Porque no consideramos hermanos a los gentiles y a los paganos, y sin embargo perseguimos siempre su salvación ... ". Hay un proverbio que dice: "No se cata la miel golpeando la colmena". Y ciertamente no podemos extrañarnos de la hiel que flota en nuestro ambiente dado lo mucho que nos hemos golpeado y seguimos golpeando. Ojalá valga para nosotros la frase de Pa– pini de que "los buenos amigos comienzan pegándose". La prime– ra parte la hemos practicado. Quizá demos un paso más y sepa– mos mantener esa unidad y fraternidad tan importante en la convi– vencia cristiana. El Evangelio está ahí tan fragante y actual como siempre y con el buen deseo de que nosotros estemos dispuestos a cumplirlo. 115