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ecimoctavo /saías 55, 1-3 Romanos 8, 35. 37..39 Mateo 14, 13-21: "No hace falta que vayan; dad/es vosotros de comer". PAN EN EL DESIERTO El apóstol Santiago en su carta dice: "Si un hermano o una hermana están desnudos y carecen del sustento diario, y alguno de vosotros les dice: "Idos en paz, calentaos y hartaos, pero no !es dais lo necesario para el cuerpo, ¿de qué le sirve?" (Sant. 2, 14-15). En el desierto, junto con los demás apóstoles, estaba Santia– en la ocasión de la multiplicación de los panes. Sin duda que él, como los otros, !e dijeron a Cristo eso mismo que él reprueba ahora en su carta. Le dijeron: "Estamos en despoblado y es muy tarde: despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se com– pren de comer". La respuesta de Cristo la sabemos, va al princi– pio de este comentario. Y todavía los apóstoles respondieron: "¡Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces!". Es una respuesta entre admirada y egoísta. ¿Cómo con tan poco iban a dar de comer a !os cinco mil hombres, sin contar a las mujeres y a los niños, que serían muchos más? ¿Y ellos qué? Mal para todos. Los cinco panes eran para comer ellos, los demás que se fueran, ya les habían molestado bastante. Cristo era para ellos, y los panes también. Cristo es para todos y los panes también para todos. Santia– go pronto tomó conciencia de eso. Y nosotros estamos tomando conciencia de lo mismo. Nos damos cuenta de que· en este nues– üo planeta, donde hay desiertos y praderas, bosques y estepas, hombres que engordan y gentes que mueren de hambre, todo es de todos. ¿Tenemos conciencia de eso? Nos parece un principio extremadamente revolucionario. Y lo es. Tan revolucionario como el Evangelio. No es un principio comunista, como podría juzgar al– guno. Aparte de que los comunistas, lo están demostrando, son clasistas como cualquiera y tienen menos compasión de las gentes 104

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