BCCCAP00000000000000000000933
Pentecostés «Hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de servicios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. En cada uno se manifiesta el mismo Espíritu para el bien común» (1 Co. 12, 4-7). UNIDAD EN EL ESPIRITU Escuchando noticias sobre la semana santa 1975 oí decir a un lo– cutor de televisión que en uno de esos lugares de Andalucía, donde la realidad roza a la leyenda, a un imaginero le obligaron, después de hacer una imagen única, a romper el molde. Quede esto como anécdota. Lo cierto es que eso es justamente lo que hizo Dios con cada uno de nosotros. Somos de tal manera diferentes que no hay dos iguales, ni los ha habido, en toda la historia del mundo. Ni los her– manos más gemelos. Pruebas, las huellas dactilares. Cada uno de ,osotros es único. Un individuo. Dios no se repite. Ese hecho ya de por sí merece nuestra admiración. Y sin embargo, sabiéndonos así, nadie pide tanto la unidad como Dios. Pensemos que es el Padre común de todos los hombres. Pen– semos que quiere seamos hermanos. Que ha proclamado un manda– miento de amor. Que anhela para los hombres -aunque sea una uto– pía- una unidad semejante a la trinitaria para todos sus discípulos. ¿Cómo se puede realizar eso? Pienso que San Pablo nos da hoy la clave. Hay un princ1p10 de unidad que es un mismo Espíritu que actúa dentro de esa gran masa diversa de los hombres que forman una Iglesia, que la podemos am- 62
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz