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Quinto domingo de Pascua «Hijos míos, no amemos de palabra ni de bo– ca, sino con obras y según verdad» (1 In. 3, 18). OBRAS SON AMORES Querido amigo: Tú sabes tan bien como yo que sobre el amor se han escrito, a todos los niveles, palabras sublimes y ardientes. Nos– otros mismos seríamos capaces de decir cosas excelsas sobre la ca– ridad. Practicarla ya es otro cantar. Por eso el dicho popular que da título a este comentario. El consejo de San Juan tiene una actualidad tremenda. Nunca qui– zá tanto como ahora se ha hablado, por ejemplo, del hambre del mun– do. Pero suelen hacerlo los que están bien alimentados. Los otros casi no tienen energías ni para hablar. No obstante, su mismo fenecer de hambre ya es un grito que de– biera resonar en el alma de todos los cristianos. La «Populorum pro– gressio•» dice lo siguiente: . « Los. ·pueblos hambrientos interpelan hoy, con acento dramático, a los pueblos opulentos. La Iglesia sufre ante esta crisis de angustia, y llama a todos para que respondan con amor al llamamiento de sus hermanos.» Hay, sin duda, muchos cristianos que han respondido con una ge– nerosidad total a este llama.miento. No sólo dando dinero, sino dán– dose. Por ejemplo, la madre Teresa ,de Calcuta, que ha hecho más por los miserables de la India que muchos Gobiernos. El cardenal Légerd Follereau, el apóstol de los leprosos, con su mensaje de un día de guerra para la paz y el bienestar de los leprosos. En contraste, tenemos que son precisamente las naciones llama– das tradicionalmente cristianas las que consumen un 80 por 100 de 54
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