BCCCAP00000000000000000000933
Cuarto domingo de Cuaresma «Hermanos: Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó: estando nos– otros muertos por los pecados, nos ha hecho vivir con Cristo -por pura gracia estáis sal– vados ...- (Ef. 2, 4-5). TODO ES GRACIA DE DIOS Cuando San Francisco de Asís recorría el mundo con Fray Maseo predicando a las gentes, éste, que era alto y de una facha imponente, se quedó mirando a aquel hombre pequeño, menudo y cenceño que era San Francisco y exclamó: -¿ Por qué a ti? ¿ Por qué a ti? ¿ Por qué a ti? -hasta tres veces lo dijo-. ¿Por qué a ti te siguen las gentes, te aclaman, te escuchan, te veneran por santo? San Francisco, con un auténtico sentido de humildad que «es an- dar en verdad», respondió: " . -Quieres saber ¿por qué a mí?, ¿por qué a mí?, ¿por qué a mí? Porque en el mundo Dios no encontró otro hombre más ruin, vil, mi– serable y pecador que yo, y quiso hacer en mí una obra maravillosa de su gracia. Sin duda San Francisco exageraba. Pero acertaba cuando decía que todo era gracia de Dios. San Pablo nos lo recuerda hoy. Porque prácticamente por el pecado nosotros éramos unos muertos. Y el muerto está completamente incapacitado para la vida. No puede ha– cer ni el más íntimo acto vital. Así, también, en el orden sobrena– tural. 38
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz