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Primer domingo de Cuaresma «Aquello fue un símbolo del bautismo que ac– tualmente os salva: que no consiste en limpiar una suciedad corporal, sino en impetrar de Dios una conciencia pura por la resurreción de Cristo Jesús, Señor nuestro, que está a la dere– cha de Dios» (1 Pet. 3, 21-22). EL BAUTISMO: REALIDAD Y SIMBOLO Quiero copiar al pie de la letra lo que se dice del bautismo en un catecismo. Bautismo: alegre palabra. Las campanas anuncian el aconteci– miento. El bautismo es sacramento de alegría porque es sacramento de vida. Junto a algunos baptisterios se encuentran plantas y flores: el agua es manantial de vida. El agua del bautismo hace pensar en el verdadero manantial de vida: el Amor de Dios. Como en otro tiempo, se debería sumergir al niño por completo en el agua, porque el bautismo significa baño. Se expresaría con este gesto lo que es el bautismo: el principio de una vida nueva. Confiamos el niño a Dios para que crezca en su Es– píritu y se parezca cada vez más a su Padre del cielo. Pero, ¿qué quiere decir la antigua definición del bautismo ense– ñada por el catecismo? «El bautismo es el sacramento que borra el pecado original?» Ante todo habría que saber qué es el pecado ori– ginal. Decir que es una mancha en nuestra alma es una imagen; y decir del bautismo que quita esa mancha es otra imagen. Se pueden expresar las cosas de otro modo: por ejemplo, decir que el pecado original significa el peso que dificulta nuestra marcha hacia Dios para vencer nuestros egoísmos y pequeñeces. El rito del bautismo existe en muchas religiones, pero la Iglesia cristiana le ha dado un sentido preciso: la unión a Jesús muerto y 32

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