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Año Nuevo «Hermanos: Cuando se cumplió el tiempo, en• vió Dios a su Hijo, nacido de una mujer... » (Gal. 4, 4). TODOS LOS AI\JOS SON DE LA MUJER Con este 1976 se abre a la esperanza y a la historia un año nue• vo, y se cierra otro año, importante por varios conceptos, y uno de ellos por haber sido declarado por la O. N.U. Año Internacional de la Mujer. Con tal motivo, una mujer alemana de ascendencia española, Es• ther Vilar, viajó expresamente a Nueva York para entregar una carta a la O. N.U. Era una carta de protesta por haber declarado el año 1975 como Año Internacional de la Mujer. Sin duda eso causó sorpresa, ya que en la resolución de la O. N.U. se dice que con ese año se pre– tende mejorar el «status» de la mujer. Y Esther Vilar dice que están mejor que los hombres. Que no tienen que ser liberadas, ya que los verdaderos esclavos son los hombres. Esclavos, dice ella, de su trabajo. Las mujeres les obligan a tra– bajar mucho para que a ellas y a su hogar no les falte de nada. Las mujeres, dice E. Vilar, son maestras en sacar dinero y en hacer que los hombres satisfagan sus caprichos, usando para ello -frecuente– mente- el cebo del erotismo. Todo esto es una verdad a medias, que como todas las verdades a medias corre el peligro de ser la peor de las mentiras. Sin duda que hay un grupo de mujeres supersofisticadas, que hacen de los hombres unos auténticos esclavos. Que los excitan y los inci· tan a darlas todo lo que ellas desean, y no les importa lo que traba: 22

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