BCCCAP00000000000000000000933
Natividad del Señor «En distintas ocasiones y de muchas mane– ras habló Dios antiguamente a nuestros padres por los profetas. Ahora, en esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo, al que ha nombrado he– redero de todo, y por medio del cual ha ido realizando las edades del mundo» (Hbr. 1, 1-2). DIOS SIGUE HABLANDO Hubo una famosa novela de juventud, escrita por un belga que hizo furor en su tiempo: «Dios hablará esta noche». Muy sugestivo el título y muy profunda y bella la novela. Pero yo le cambiaría el título: «Dios está hablando». Aquí y ahora. Comencemos por el principio; así seguimos al pie de la letra el texto sagrado de la lectura de hoy. Dios se reveló desde el principio al hombre. Dios se reveló en la historia, en la historia humana. Porque sólo en el marco de la his– toria de los hombres podían éstos comprenderle. ¿Cómo podrían «leer» el mensaje de Dios hecho en un mundo re– moto, en un lenguaje sublime, en un marco distante, donde el hombre no era capaz de vivir, de estar, ni siquiera entrar? Toda la historia de Israel nos grita que los acontecimientos de la historia, de la historia humana -que ellos supieron hacer sagra, da-, fue el lugar de la revelación de Dios. Y al llegar la plenitud de los tiempos Dios mismo se hizo Palabra para que los hombres le entendiesen. En el hecho de la Encarnación 18
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz