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SER SANTO HOY Todos los Santos «Queridos hermanos: Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos conoce por– que no lo conoció a él.» (1 Jn. 3, 1.) Ser santo- hoy es estar abiertos al amor de Dios. Sencillamente lo que expresa hoy .San Juan: Que Dios nos ama, que nos ha hecho sus hijos. Tener el alma sensibilizada a esa realidad es tener el alma orientada hacia la santidad. Vivir esa sensación única: «Dios nos ama.» Es caminar por caminos de santidad. El amor pide correspondencia. Aunque sea un amor tan grande, tan gratuito, tan infinito como el de Dios. Amar a Dios, amarle con un amor grande, práctico, encarrilado en la ley de amor es cumplir aque– llo de San Agustín: «Ama y haz lo que quieras.» Esa es la verdad, y amar a Dios es estar orientado hacia la verdad. Decía Santa Teresa tfe Jesús: «Quien de veras ama a Dios no ama sino verdades.» Pero en este camino hacia la santidad nos sale al paso por ené– sima vez el hermano. Pues si no amamos al hermano, no amamos a Dios. Y aunque hay muchos estilos de santidad, el «carisma» actual va a través del amor al prójimo. ·Hoy parece un lujo ofensivo andar buscando una isla, un remanso de paz donde coloquiar a solas con Dios. Cada cual tiene que hacer una isla de su propio corazón, pero mientras camina codo a codo en medio' de la muchedumbre. Hoy se buscan a estos santos que se dan a los demás.·Se han quitado a los «santos» de los retablos y los alta– res porque ocupaban mucho sitio, parecían unos «santos» inútiles, propicios a la distracción de lo esencial, y se ha prescindido de la aureola y del pedestal para los santos que hoy se requieren. Quien quiera ser santo hoy tiene que tomar la opción de los hu– mildes·. de los pobres·,·porque Cristo nació·en··un establo, no en un palacio. Y la diferencia. es fundamental. Y el cristiano ha quedado marcado desde siempre, desde la gruta de Belén. Santa es por ejemplo Angelita, que vive pendiente de su madre '148

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