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¿POR QUE? San José «Por eso, como todo depende de la fe, todo es gracia; así la promesa está asegurada para toda la descendencia, no solamente para la des– cendencia legal, sino también para la que nace de la fe de Abrahán, que es padre de todos nos– otros. Así lo dice la Escritura: «Te hago padre de muchos pueblos» (Rom. 4, 16-17). ¿Por qué José tuvo que ser probado de esa manera? Es una pre– gunta que casi surge espontánea ante el drama de José. Nosotros hu– biéramos hecho las cosas con mucha más sencillez, simplicidad. Pero nosotros no somos Dios. Y los caminos de Dios son inescrutables para los hombres. Lo cierto es que a todo lo largo de la historia de Dios con los hom– bres, cuando encarga de una misión importante: impone una prueba. Es el caso de Abrahán, al que recuerda San Pablo en la carta de hoy. Todos sabemos de la larga espera y la inmensa fe de Abrahán. Y del drama que tuvo al alcance de su diestra cuando le propuso sacrificar a su hijo. Sabemos que Cristo, antes de hacer los milagros, pedía la fe: «¿Crees que puedo hacer eso?» «¿Crees en el Hijo del Hombre?» Siempre a vueltas con la fe. Nosotros también andamos a vueltas con la fe. La fe, nuestra fe, aunque no nos lo parezca, es una gracia de Dios. Porque la fe es gra– cia, es don. Nadie la puede merecer por sí mismo. Lo que sucede es 140

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