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La vida interior tiene sus .propios movimien– tos o hnpulsos, por medio de los cuales se ejer– cita, se perfecciona, se .· mantiene la ·comunioa– ción con Dios. Los principales actos de la vida interior son : ver a Dios, escuoha:rle, hablar.le , pensar en Ert y amarle. La vida interfor nos hace ver a Dios, es de– cir, tener por medio de la fe fijos en El los ojos del alma considerándole como Señor de nues– tro corazón, como Amigo que a todas partes nos acompaña. El está en nosotros reclamando nuestras miradas y nuestros afectos. Viendo a Dios •en todas partes y en todas ,las cos,as, y sobre todo en el oentro de nuestro corazón, no se hará nada que pueda desagradarle, sino que nO!s ,esforzariemos en ir por todas partes ,sem– brando e1l bien, a fin de ser objeto de sus divi– nas ooanrp1Lacencias. · Al alma innedor no le basta ver a Dios. Está siempre atenta a su voz dulcísima. Es fiel a sus divinas inspiraciones, escucha sus enseñanzas y consejos, sigue sus mandatos, a fin de cum– plir en todo su santa voluntad y trabajar por adquirir la propia santificación. La conversación no está sólo en oir las pa~ ·labras del que está ·a nuestro.Jada, sino también en dirigirle la palabra. No basta el monólogo ; se requiere el diálogo. 91