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derramadas por fuera, no viven más que la; vida de los sentidos. Pero ¿,qué valen todos los brillos, los colores, las hermosuras que el mundo puede ofrecerle? ¿Qué son todos los oaintos, las armonías, los ruidos y estruendos de fuera para el alma interior? Dentro de ella tie– ne cuanto puede ansiar en la vida para llenar sus. deseos. Es una luz sin. brillo ni color ni belleza na– tural. Luz oscura para .los sentidos del cuerpo, pero que sumerge al alma en un mar de div,ina claridad. Es un canto sin notas ni palabras ma– teriales; pero que embriaga el espíritu Óon to-' rrentes de inexplicaibJe dulzura sobrehumana. Esta alma dichosa, .dejando todas las cosas, no vive sino para el Amado que se halla dentro de ella y en esta vida interior encuentra su paz y su d1oha. De ahí que continuando su canto nos diga: tan sólo me confío al interior tesoro que, repleta de amor, guardo y adoro. Este interior tesoro que, en sí misma: guar– da el alma, no es sino el Amado, el cual ha lo– grado entrar en.ella y ha tomado pacífica, amo– rosa y permanente posesión de todo su ser. Ella nos mainifiesta que se confía: a .El,. Jo cuaJ. quie– re decir que :pone en El su fe, su esperanza y su 87