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Está como ,la vid en los sarmientos a los cua~ les comunica su savia; está como la cabeza en los miembros del cuerpo, teniendo en ellos una influencia saludable, siendo su verdadera v1ida. Esta sublime realidad la expresa un alma con el siguiente poema: Mi corazón es altar, y en él, el fuego sagrado de tu amor, mi dulce Amado, · está ardiendo sin cesar. Y al arder, suave perfume embalsama. mi interior, y en hondo mar de dulzor, en tanto, el alma se sume. Mi corazón es altar, y en .él, como blanca nube de incienso, mi oración· sube tus favores a implorar. Luego, en gracia convertida, arrojando viva llama, de nuevo en él se derrama como .torrente de vida. Mi corazón es altar, y en ét -con rito ferviente, una hostia constantemente a Dios se llega a ofrendar; hostia que en mí nace y crece, y, ¡oh de amor profundo abismo!, eres Tú, Señor, Tú mis.roo el ministro que la ofrece. Mi corazón es altar, y• oculto en él noche y día, igual que en la Eucaristía, .Tú te has dignado morar. Hay todavía algo más sublime. Lo dice el alma en su poema cuando indica que, con la 81 6. - El poema de la vida interior.

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