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tá lós prócesóg de su vida interior, nos cuenta cómo dio entrada a su Amado y el gozo que expérirrientó con su convivencia. Así dice: .Eri mi pobre aposento libre ·entrada le dL. Lo· cuai quiere decir que quitó los obstácu– los que irnpedían el paso al Amado. Le franqueó las puertas para que entrase allí con agrado y se quedase en su interior aposento o cenáculo, gozoso, poniendo sus complacencias en morar en él. El aposento era pobre; pero, al entrar el Arriado quedó enriquecido y enjoyado. Ella des– pués de dar libre entrada al Amado, convirtió hacia E:1 todos sus pensamientós, afectos, de– seos, aspirador.es , amores y esperanzas. Dejó de buscar las satisfacciones de fuera, porque dentro de ella ya tenía toda su fortuna; toda su dicha. El Amado entonces cumplió con ella lo que El mismo expresa en el Apocalipsis : « He aquí que estoy a la puerta y llamo ; si aJ– guno escucha mi voz y abre la puerta, yo entra– ré a él, y cenaré con él y él· conmigo» (Apoca– lipsis, 3, 20). Esta alma afortunada Je abrió la puerta de pá:r en par. El Amado entró y hubo en el inte– rior cenáculo un ·celestial convite. El le dio a 72

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