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Per.o en vez de corresponder a las finezas de mi corazón, mi gracia permaneció en ti es– tériL Caíste en la más larrneritable tibieza, en tu herecl,:1d crederon los cardos y las espinas de tus infidelidades e ingratitudes. Mas, a pe– sar de. tus. resistencias, yo te fui peI'siguiendo con mi,s ia1:spiraci011Jes. Rocé mil veoes tu pue.r– ta, di golpes, llamé una y otra vez; y, al fin, ante mi persistencia en llamar, me abriste y entré en tu alma para haoerte gozar de mi pre– sencia amorosa. ' He aquí la historia de mi amor para con– tigo. Si esto te parece poco, todavía pienso añadir más. Aún no se han aipagado los incen– dios de mi amor. Mi gracia seguirá derramán– dose sobi::e ti como el agua de fuente inago– table. Corresponde a mis finezas. No vuelvas atrás en el camino com~nzado. Sigue hasta la meta de la santidad. Sé toda mfa. Pórtate conmigo como fiel esposa. No desoigas la voz del Amado que te llama a las cumbres: «Levántate, amada mía, hermosa mía, y ven)). - Amado Esposo mío, escuchando la histo– ria de tus amores, me ·anonado, me conmuevo, me deshago en llanto. Mi corazón se dilata de . forma que falta poco para que se rompa por el fervor de que se si,ente lleno. Tu amor es un 63