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asimismo sea loado por la herma.na luna y Jas estrellas que son claras, preciosas y bellas. La luz de una manera semejante al agua, tie~ ne tres propiedades muy dignas de notarse : alumbra, alegra y embellece. Alumbra ha:ciéndqnos ver todos• los objetos como son en la realidad y nos muestra el ca– mino por donde podemos dirigir nuestros pa– sos. Sin ella, sumidos en J,a oscuridad, no acer– tamos .. a hacer nada. ni ir a ninguna parte. La :luz. también alegra; parece que con ella toda la sonrisa del cielo se vierte en nosotros para inundarnos de regocijo. Esta alegría la comunica a toda la naturaleza, porque ésta so~ lamente con la luz puede mostrar sus encantos. La luz, en fin, embellece. Ella es la que da co1or,ido a todas fas cosas: las praderas, los bosques, las flores, los lagos, los ríos, el cielo, todo, con. la luz se reviste de hermosura que nos admira y nos mueve a alabar a Dios. La luz con estas excelentes cualidades es símbolo pr,ecioso de la divina gracia. La gracia como la luz nos alumbra, es decir, ilumina todo nuestro interior, a fin de que brille suavemen– te a los ojos de Dios; ilustra n.uestro entendi– miento para que veamos en cada ca:so particu– lar lo que debemos evitar y.lo que hemos. de ha~ cer para agradar ail .Señor. La gracia nos alegra. Echa de nuestro cora~ 50

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