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· Basta ver. una fuente cristalina, un límpido riachuelo, oun lago ell'calma para sentirse im– pulsado a bendecir ,a Dios que tan generoso nos regala este bello y provechoso elemento. El agua ent,re otras cualidades, conserva es– tas tres que :,simbolizan muy bien los oficios de la gracia: ella apaga la sed, limpia 1as manchas y refleja• la hermosura del cielo. Esto mismo hace la gracia luego que elia nos es..fnfundida: apaga l1a sed, esa sed ardoro– sa que fatiga a;l0s mortales, los cuales víctimas de mil espejismos, :ván, por la 1 vida buscando en las crla:turas el 'modo ·de saciar las ansias del corazón. Vano intento. El amor a las criaturas no hace sino ,a:v,ivar la sed. fosús dijo a la Sa– maritana: ·« Bl que beba del água que yo le diere, no .tendrá j,amás ,sed, que el agua que yo ,le dé, hará ,en él una fuente que salte haJSta la vida eterna» (Jn., 4, 14). La · gracia también limpia el alma de las manchas de nuestras culpas. Cuando ella se nos infunde, los pecados todos por grandes y enor– mes que· sean, desaparecen, se aniquilan. Y el a:lma queda purificada y hecha partícipe de la misma pureza de Dios. , La grada, en fin, hace que se ref1eje en nues– tro interior todo un cielo de :¡nfiniita hermosu~ ra; así como el lago cristalino refleja el azul del•firmamento y el verdor de los campos. '.47

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