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gracia, a fin de que deje su vida. de pecado o de tibieza/ y dé comienzo a una vida auténtica– mente cristiana, fervorosa, toda interior, em~ pleada tan sólo en el divino servicio, mi vista un tanto fija tuve en su herida abierta, Jesús, al mostrarse al ahna; le hace ver la roja herida de su Costado, por donde ha brota– do la vida sobrenatural que se desbordó sobre el mundo espiritual para salvar y santificar las a1mas. Y esta herida abierta le está brindando a ella la redención, ,la salud, la dioha, todo un raudal vivifioante de gracia. ¡ Qué feliz suerte la de esta alma que ha corvespondido al divino llamamiento de Jesús! Después de vagar. errante por la vid:ai, in– quieta y desconsolada, sin poder encontrar des– canso alguno, un día logra v,erse frente a :fuente ante.Jesús que le ofrece el perdón generoso, la verdadera paz, el más íntimo consuelo. Et Amado l1ega a ella con su pecho abierto, don– de brota el. agua viva capaz de renov:arla, trans– formarla, embellecerla. Y después ·allí guareci– aa· puede descansar de las múltiples inqufotu-. des de ila vida. , ¡Dulcísimo encuentro! ¡De-licioso instante! Jesús ofrece al alma un chorro de luz, una ine- 39

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