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COMENTARIO El alma caída en el abismo del pecado, lo mismo que 1a que se halla adormecida en el lecho de .la tibieza, no deja de ser .solicitada de muy variadas maneras por la gracia de Dios. La noche, por oscura que :sea, no carece de alguna suave ,luz estelar. Jesús, como divino Enamora– do, ronda un día y otro la puerta de nuestro co– razón, haciendo resonar su voz dulcísima de una manera misteriosa, en tanto que va ver– tiendo sobre la noche oscura las luces confor– tadoras de sus internas inspira'Ciones. Con foecuencia se repite en el mundo de las almas. .la escena que representa el Arte cristia– no inspirado en el sagrado libro del Cantar de los cantares. J,esús viene de viaje; el rocío de la madrugada ha empapado su frente; el relen– te de la noohe ha humedecido sus cabellos. Alarga su mano al aldabón de una puerta ce– rrada. Pero se conoce que le tardan en abrir. El sigue llamando y el rocío continúa mojando su cabeza y sus vestidos ; el frío va penetrándo– le hasta Uegar a su Corazón. 36

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