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vida intelior y se. halla .gozando de ellas, tiene muy presentes los divin:os rayos que este sol celestial,. Cristo Jesús, proyectaba sobre ella aun cuando se hallaba inmersa en las sombras de sus peca!dos e infidelidades. Por eso dice : El, luz radiante y pura, de su faz me brindaba y el fondo de mi ser me penetraba. Jesús nos ofreae su luz. Esta luz es radiante y pura. Es radiante, porque se irradia del mis– mo rostvo de Dios y s,e transmite a las ailmas pa– ra dar:ificaTlas y embellece11las. Es pura, por– que no hay en ella manoha alguna de polvo ni de miasmas. Jesús es la misma pureza y todo lo que de El parte debe llevar el sello de su .pu– reza intacta y da:dsima.. A esta luz que Jesús vierte en las almas, bien podemos aplica11le es– tas palabras de' la (;'!terna Saibiduría : « Es el esplendor :de la luz eterna, el espejo sin man– cha del actuar de Dios, imagen de su bon– dad» (Sab. 7, 26). Con esta luz .interior toda el ai1ma queda esclarecida, y del fondo del ahna se irradia al exterior; a toda nuestra vida. Es corno si. una habitación de cristal se iluminara rpor dentro y su luz se difundiera hacia fuem. De este modo es como se nota una claridad inl}sitada con lo que se ventadas las·~osas eri'su realidad. Sobre 31
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