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de Dios, se h:a levantado de este peligroso es– tado y ha emprendido una nueva vida de fer– vor, se lamenta muy tristemente de su antigua faJta de vida interior, diciendo: Noche fría y oscura sobre mí sus crespones entoldaba. •Pero Jesús, rico en bondad y misericordia, a las almas sumidas en la tibieza lo mismo que a las hundidas en el pecado, aún no las aban– dona del todo. Todavía, a pesar de sus infide– lidades, rebeldías e ingratitudes, son objeto de las amorosas solicitudes del divino Esposo. En medio de esa fría y oscura noche, de cuando en cuando les envía inesperados y sua– vísLI11os rayos de luz, que son sus internas ins– piradones. Rayos que brillan como los relám– pagos en medio de la cerrazón de la noche y que a fuerza de repetirse, se pueden convertir en claridad matutina. Esta es la luz de la gracia, que no deja de penetrar con inoreíible suavidad e insistencia en las almas tibias y pecadoras. Jesús es para todos, no sólo ,l:a fuente del agua viva que sal– ta· hasta la vida eterna, sino también el sol de la gracia que frecuentemente se acerca a las al– mas· envueltas en tinieblas de muerte para ba– ñarlas con clarores de eternidad. Bl alma que ya conoce las maravillas de la 30

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