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COMENTARIO El alma que habiendo salido del pecado, o que se ha levantado del lecho de su tibieza y ya, ,por la misericordia de Dios, se halla gozan– do de intensa vida interior, para mantenerse siempre· en santa humildad, recuerda triste– mente, y con lági-frµ:rs 'bierrqmargas 1:amenta ahora la desgracia,~11/que se veía sum~da, cuan– do se hallaba privada de la presencia del Ama– do, el cual por la gracia vive ·en nuestro mis– mo corazón. Aquella carencia de vida divina la llama no– che. En la noche falta la luz, el colorido, la ani– mación de toda la naturaleza. No parece sino que la muerte tiende sobre la tierra su lúgubre 1nanto. Igualmente la noche del pecado lleva con– sigo privación de luz, de hermosura, de vida. No obstante la lobreguez que, al ausentarse el sol, envuelve la tierra, hay noches claras, en que la luna y las estrellas, vertiendo su luz plá– cida, todo lo llenan de encanto y de poesía. En estas noches, sobre todo en pr,imavera y en es- 26

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