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ardientes deseos .de nuestra alma inmortal. Muchos van por la vida muertos de sed, porque en vez de a:ceréarse a Dios, que es fuen– te de agua viva, van a beber ,en los charquítos que ofrece el mundo, donde no hay más que agua cenagosa y pútrida. Al beber esa agua, sienten aumentárseles la sed, y esta sed es pa– ra ellos tan intem¡a, que no sóilo desfallecen, si– no que se sienten morir. Por esto dice el alma: y a mí, muerta de sed, me la ofrecía. Son muchas las almas que en el mundo se hallan muertas de sed, por no acudir a la fuen~ te del agua viva que es Cristo, el Amado, ,el cual no hace sino ofrecer su agua, que es la gracia, a las almas. Esta es :la triste realidad que Jamentaba ~1 Señor pór boca de su profeta Jeremías : « Pas..: maos, delos, a vista de esto. Pásmate tú tám– bién, tierra. Ya que es doble crimen el que ha cometido mi pueblo:. dejarme a mí, fuente de aguas vivas, para excavarse cisternas, cisternas agrietadas, incapaces de retener el agua!> (Jer. 2, 12-13). Alma, no seas loca: Deja de correr por 1a tierra para beber el agua-cque te .ofrece el mun– do. Oye la voz del Amado, q-ue es el único que 22

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