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vino rostro del Señor. Só.lo. cuando se rompa esta tela, me anegaré en su eterna visión: Sácame de aquesta muerte, mi Dios, y dame la vida; no me tengas impedida .en este lazo tan fuerte; mira que peno por verte, y mi mal es· tan entero que muero porque no muero. (S. T. de Jesús). He aquí el término de la vida interior: el feliz tránsito a la vida eterna del oielo. Bsta vi– da bien,aventurada no se puede cantar con len– guaje humano. Sólo aquellos que han entrado en posesión de .ella, saben lo que es anegarse en la visión beatífica de Dios y sumergirse en el mar. de sus sempiternas delicias. Mas consuélate, alma que vives en el des– ti,erro. Por el ejercicio de la vida interior pue– des hallar tu cielo en la tierra. El cielo es Dios plena y eternamente. poseído. Y Dios se halla escondido. en el centro de tu corazón. Vive con El recogida, muerta y escondida al mundo, desasida de todo llo creado, desnuda de ti misma, unida íntimamente con tu Amor, y mirando al cielo, vete pasando la vida, hasta que logres el feliz arribo a la patria bienaven– turada. 142
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