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es capaz 1a criatura de la alteza del Criiador, que las tinieblas son de la luz» (Subida. Lib./, IV, 3). El alma interior sabe muy bien todo esto. Por eso a medida que avanza por las vfa,s del espíritu, va desprendiendo más y más su co– razón de todas las cosas de la tierra hasta que– dar en vacío de todo lo creado. Sólo entonces tiene lugar la transformación en Dios por el amor. Desasirse de 1as criaturas, desnudar.se uno de ~í mismo, esto es de su propia voluntad, de sus naturales apetitos, es quitar los obstáculos que simpiden al alma tender a Dios con todo los impulsos con que se siente atraída hacia El. Cuando el alma está desasida de todas las co– sas es como el aeróstarto al cual se le corta fa cuerda que le sujeta a la tierra y sin más se va elevando hasta la región de las nubes. En este estado podemos decir que el alma ya no vive en este mundo, donde nos hallamos los hombres con nuestras mezquinas preocupa.– dones, víctimas de mil y mil inquietudes que acompañan al humano vivir. Ella más bien vi– ve en el delo, sino en la realidad, sí con sus pensamientos y deseos. Por eso al concluir el poema canta muy dulcemente: mirando al cielo, pasaré la vida. 140

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