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En medio de esas tormentas se abraza a Dios y así con El abrazado, respira una paz honda y confortadora. Toda alma interior en medio de :sus pruebas, puede repetir : Hay paz bajo mi techo; Dios está en· mí, y yo estoy en EL No ten– go por qué inquietarme. En medio de fas tem– pestades que ,pueden alzarse en mi vida, mi nave se hailla en seguro puerto, porque a Dios me he entregado y en Bl descanso. recostada en su pecho, oigo su latir suave y ya el vivir a eterna vida ~abe. De este modo el alma interior unida a Dios se goza en El y su vida, en contra de lo que piensan los mundanos, es una fuente de frui– ción desconocida. La vida interior, por tanto, no es trist,e co– mo piensa el mundo y con él todos aquellos que viven entregados a la d:iisipaoión. Al con-. ·trario está llena de indecibles consuelos, de subidísimos goces, de inefable paz. Pero esto sólo ilo coinocen aquellas ailm:as que en toda su intensidad saben vivirla. Alma que tanto sufres en la vida, date de 133

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