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Pabilo escribía a los fieles de Colosas : « Si fuis– teis resucitados con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo a la diesitra de Dios; pensad en las cosas de arriba no en las cosas de la tierra. Estáis muertos y vuestra vida está es– condida con Cristo en Dios» (Col. 3, 1-3). El ,ailma interior sabe que ha resucitado del pecado a la vida de la gracia, y de la tibieza a una vida fervorosa, espirituail. Por eso se es– fuerza en dar de mano a las cosas de la tierra, porque quiere que no le impidan la unión con Cristo. Nada de cuanto hay en el mundo le atrae, y 1 así desprendida de todo lo terreno se va elevando sob!'e todas las miserias humanas hasta vivir en totail desasimiento. El Amiaido escondido en su corazón reclama todos sus amores. Con esto se purifica de todas sus imperfec– ciones, se liberta de todos los lazos que le tiel'l– den las crfaturas, pone todas sus aspiraciones y deseos en el cielo. Se propone morir al mun– do y a sí misma para llevar una vida escondida con Cristo en Dios. La tendencia hacia Dios podemos decir ,que es el comienzo de la verdadera vida interior: El alma impulsada por ella se procurá grandes ratos de soledad y aislamiento del mundo y del ajetreo de la vida. Busca por todos Íos me– dios mantener, en su más profundo centro, con ,119
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