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ra;z:ón árido y frío como jardín sin agua y sin sol. · " Este recogimiento que exige la vida interior requiere un gran espíritu de mortificación, de la que huyen tantas almas, que se. dicen piado– sas. Hay que vaciarse uno de sí mismo, por– que sólo con este vacío profundo se dispone el alma para lleharse de Dfos, conservando así en todo momento su divina presencia. Para lograr este vacío de todas las. cosaJS en el alma, es menester dar de mano a· la sensua– lidad que· nos lleva a buscar el goce sensible con Jo que se olvidan o se ahogan los goces del espíritu, es decir, l,a suavidad interior que se experimenta en la unión con Dios. Se necesita igualmente refrenar la cuJ:1iosi– dad que •es causa de que. }a mente se llene de mil idea:s importunas que alejan de ella el ¡pen– samiento de Dios. Hay que dar muerte al amor desordenado de las criaturas que va apagando las llamas de la div;ina caridad hasta que se eX,tingue por com– pleto. Se impone el vencimiento del orgullo que nos llena de nosotros mismos, y Dios no pue– de morar c6mp1acido donde no hay sitfo con– veniente para El. Sobre todo lo dicho, se necesita gran mo– deración en 1a propia ·activ,idad. Es menester 111
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