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cer para seguir en. mj interior recogimiento, atenta al Amado que en mí habita. Potencias mías, sosegaos un momento. Imaginación, amai– na tus vuelos; entendiri:liento, no corras de un lado para otro haciendo ruido dentro de mí; corazón, no vayas en pos de las criaturas que vienen a reclamar tus afectos; voluntad, -no apetezcas nada que sea contrario a Ja voluntad de Aquel a quien yo quiero v,ivir entregada; cesen vuestros rumores ; Dejad vuestras idas y venidas. No me alte– réis el sosiego en que reposa mi Amado. Quiero, permanecer en la ·santa quietud que pide la íntima y amorosa comunicaoión con el divino Huésped que en mí mora. El quiere que nada. me impida que El cuente sus amores y que yo le dirija mis afectos continuos y fervientes. Después de esta exclamación, que no es si– no el resudto mandato a sus sentidos y poten– cias para que guarden la debida quietud, el .alma da la ra,zón por la cual pide con to.do en– carecimiento que se aparten de ella todos esos. ruidos ,perturbadores, o sea algarabía que vie– ne a formarse en las puertas mismas de su mo– rada interior. Por eso dice: no me ahoguéis el acento del Amor con quien hablo en mi aposento. 109