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dio para conseguir la paz? - El hombre ·con– sultado' respondió: - No. Y he aquí por .qué. Si sois justos, lo seréis en todas partes y con todo el mundo. Si sois injustos, lo seréis igual– mente en toda ocasión. El justo es el que po– see a Dios en verdad. Y éste, viva donde viva y esté con quien esté permanece en la más pro– funda soledad. Vive en la plaza pública como en una iglesia, como en una celda, conio en un omtorio>>. (Las virtudes. La abstracción inte– rior). Es verdad que el alma interior en todas par– tes v,ive .en soledad, pero en la v,ida de sociedad encuentra un peligro, para el cual quiere vi– vir siempre prevenida. No desea sino defender el precioso tesoro que tiene en ella escondido y por eso s:e esfuerza para que no lleguen a su profundo centro fas agitaciones y estruendos de fuera. Por eso, hablando consigo mismo, prorrumpe en esta exolamación : Ruidos perturbadores, dejadme en n;ii interior recogimiento; Es decir, sentidos míos, no miréis, no es– cuchéis, no percibáis aquel1o que tiende a ab– sorber la IÍl:ente y ca:titiva:r el corazón. Estadme quietos. No me alborotéis eón vuestm algara– bía, arrebatando la paz de mi secreta morada; No rompáis el silencio en que quiero permane- 108
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